Se acercan fechas de encuentro con la familia, de regreso a casa para aquellos que vivimos fuera y estamos lejos. La ilusión por encontrarnos con los nuestros, por volver a pasear por las calles de nuestro barrio, las ganas de compartir momentos de alegría y prosperidad, de invadirnos por el espíritu navideño nos embriaga a todas y todos.
Tanta alegría y prosperidad puede verse empañada por el estrés asociado a estas fechas:
1. Cambio de casa, especialmente, la de aquellas personas que vuelven a casas de sus padres, esa casa que en su momento fue su casa y ya no lo es.
2. Regalos de navidad, gastos extras, especialmente en aquellas personas que disponen ahora mismo de menos poder adquisitivo que antes.
3. Reuniones familiares, después de un año separados el encuentro puede volverse desagradable si nos hemos desacostumbrado a la rutina de nuestra casa familiar.
Para sostener todos los contratiempos que podemos encontrarnos en nuestro regreso al hogar es importante:
1. Respirar: cuando estemos muy cargados, sentarnos en un lugar tranquilo y concentrarnos en nuestra respiración. Comprueba si tu nivel de tensión dismimuye y si cambia tu estado emocional del día.
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Pasear: En momentos de vacaciones, realizar un paseo sintiendo el aire en la cara, fijándonos en los colores, en los cambios que podemos apreciar por las calles conocidas te permitirá estar más en contacto contigo misma/o y disfrutar.
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Dialogar: Intentar expresar de forma calmada cuáles son las molestias que encontramos, asumiendo las dificultades que puedan haber para adaptarnos al cambio de casa, horarios y roles.