El pasado 22 de marzo, dos millones y pico de personas se movilizaron desde diferentes puntos de la Península Ibérica para denunciar una serie de condiciones económicas, políticas y sociales que están viviendo y que son difíciles ya de sostener, las marchas de la dignidad.
Me refiero a situaciones de desahucio, desempleo, hambre, privatización de sanidad y educación, recortes, y de cinturones que ya no le queda suficientemente espacio para hacer otro agujero.
Más allá del revuelo que tiene este acto, más allá de lo que sientas ante este movimiento, me gustaría hacer reflexión sobre algo que me llamó mucho a mi la atención: durante este fin de semana he visto a personas que se manifestaban y reivindicaban un cambio social y personas que paseaban y veían como a seres extraños a los manifestantes. Y todo eso, en un mismo lugar: Madrid.
¿Qué es lo que pasa?
Que no todas ni todos vivimos la realidad de forma igual, es decir, cada una de nosotros y nosotros vive su vida actual desde su interpretación, más allá de las condiciones en las que vivamos, los sueldos que ingresemos, tenemos una construcción mental sobre lo que está pasando.
Consciencia de la queja
La queja, cuando la hay, es un reflejo de que hay algo que no nos gusta; algo que queremos cambiar. La queja, si es observada se puede transformar en consciencia. “Soy consciente de que ahora no tengo dinero para llegar a fin de mes, que el gobierno actual de mi país toma medidas que me afectan directamente, soy consciente de que mi hipoteca ahora es una carga que antes no lo era, soy consciente de…”
Este es el primer paso, darnos cuenta de nuestra necesidad, ahora bien la conciencia sin responsabilidad no ofrece cambio, no ofrece crecimiento y tampoco ofrece bienestar.

Responsabilidad: la razón de la acción
Si yo me considero responsable de lo que me pasa en mi vida actual, si soy responsable de lo que me doy cuenta (consciencia) entonces puedo primero: hacerme cargo de las consecuencias de mis decisiones y segundo: emprender los pasos para el cambio.
El cambio sólo es posible, si nos hacemos responsable de él mismo. Desde mi punto de vista, proyectar en el gobierno (el que sea, por ejemplo) todas las desdichas cotidianas y horrores diarios, quedándote en la proyección no ofrece posibilidad de satisfacer tu necesidad de cambio.
La razón de la acción, la movilización del cambio, es la responsabilidad. Hacerme yo responsable de mi necesidad y trabajar pasito a paso para satisfacerla.
Pedro Jara, escritor de “el mundo necesita terapia” nos da su punto de vista a cerca de la situación actual del sistema de vida que llevamos, en él nos habla un poco más sobre el patrón mental, las creencias que tenemos de cómo son las cosas y también, las que determinan a quiénes o quién ponemos la responsabilidad.
Para más información, te invito a que visites la siguiente web: regeneraconsciencia.org/