De Polonia regreso, regreso del frío, del Otoño más hermoso que he visto en mi vida, y también de Leszno, un trocito de mi hogar en este lugar llamado mundo.
¿Qué es ser un EVS?
Primero, implica ser joven, porque sólo podemos ser Voluntari@s del Servicio Europeo los menores de 30.
Segundo, implica ser una persona que le guste viajar y vivir en el Extranjero.
Tercero, implica ser una persona tolerante, respetuosa y que le guste compartir. En mi caso estuve compartiendo casa con 7 personas, todas muy distintas, todas maravillosas. Tenía compañeros españoles y comíamos juntos siempre que podíamos, tenía compañera italiana y francesa, que hizo un Ratatouille , para mi cena de bienvenida. Otro compañero de Estonia, país que espero visitar algún día, y de Hungría y de Portugal (aunque nacida en Brasil). Un conglomerado de culturas que eran representadas por personas con diferentes ritmos vitales, que pudieron entenderse y respetarse, incluso hacerse buenos amigas y amigos.
Cuarto, implica ser una persona comunicativa, porque los polacos no hablan inglés, hablan polaco, y yo, no hablo inglés, lo chapurreo. Aún así, me hice entender porque el juego con niños/as es el lenguaje universal y la sonrisa abre puertas y corazones.
¿Qué hace un EVS?
Todo lo que puede y más, yo estuve haciendo presentaciones de mi país para guarderías, colegios e institutos. La idea es hablar en inglés, para que los jóvenes polacos pierdan el miedo a utilizar el inglés como segundo idioma y para qué conozcan diferentes personas de diferentes partes del mundo.
También trabajé con adolescentes con necesidades especiales, ¡haciendo workshops! Es decir, talleres ocupacionales para desarrollar nuestra creatividad y nuestro sentido del humor.
Una experiencia más que recomendable, para superar miedos y conocerte mejor a ti mismo/a.
Muchas gracias a la Good People de CAT Fundacja y a mis compañer@s EVS por un Otoño en Polonia genial.